Las niñas ya no quieren ser princesas

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Ni el modelo finlandés ni la letra con sangre entra. La receta de la educación está en la lectura. Pero leer qué y cómo, cuándo y a quién. El antídoto contra la incultura, el prozac del nuevo siglo es el libro. O eso es al menos lo que desde el Ministerio de Cultura se intenta promover en las escuelas: Planes de lectura. Leed para vivir decía Balzac y es que la lectura se nos vende como la mejor fórmula contra los males del nuevo milenio. Pero, ¿Quién es el lector del siglo XXI?

“Tengo derecho a no leer” dijo un chaval en mi primera clase de prácticas de literatura universal en un Instituto de secundaria. “¿Y quién te ha dicho eso?” -contestó astuta la profesora titular. “No sé” – reconoció el alumno avergonzado- “lo he leído”.
Todos reímos ante la paradoja en la que había incurrido el cazador cazado pero a mí me quedaron ganas de añadir: Tienes derecho a saltarte páginas, a dejar un libro a medias, a leer tres veces el mismo, a hojearlo por encima, a leer lo que te venga en gana y hasta a hacerlo en voz alta. ¿Quién te lo impide? ¿Por qué nos sentimos culpables al dejar un libro sin leer?

Todos, en algún momento, hablamos del libro que marcó nuestra infancia, nuestra adolescencia. Pero ¿qué es de aquel que aborrecimos, aquel que no entendimos, aquel que se nos atragantó y que jamás logramos terminar? ¿Marcan de igual modo? O simplemente aquel, que relees después de algún tiempo y que no comprendes la fascinación que te causó. Todavía recuerdo la excitación con la que leía los libros de PAKTO secreto, una burda y por entonces actual imitación de Los Cinco de Enid Blyton. A mí Harry Potter y Manolito Gafotas me pillaron descubriendo al señor Freud y no pude pasar de las primeras páginas (conocía mis derechos).

Pero hoy el mago y el héroe patrio de Carabanchel ya no son nadie. Una historia de vampiros chupasangres y de amores imposibles desata las pasiones de los adolescentes. Crepúsculo se ha convertido en el libro más popular entre el público juvenil. Y hay algo que me ha llamado sorprendentemente la atención de esta saga que va ya por su tercera entrega: Su protagonista es una joven de 17 años. Una heroína por fin. No me siento especialmente orgullosa de ello pero creo que era necesario, que tras Frodos, Harrys y Manolitos, se contruyera un personaje femenino capaz de atraer por igual a lectores y lectoras y que por fin nos diésemos cuenta de que las niñas ya no quieren ser princesas.
Por: Ana Costa

5 comentarios:

Any_Porter dijo...

Ya va por la cuarta entrega la saga de Meyers. No los he leído todavía, pero los he comprado. Muchos otros libros hay con heroínas, pero por supuesto hay que saber buscarlos. De hecho tras acabar "El señor de los anillos" con 12 añitos, me leí uno de relatos breves cuyas protagonistas eran todas mujeres fuertes en mundos de ciencia ficción. Buscaré el libro en cuestión y comentaré el título si doy con él. Pero fue un libro que me abrió las puertas.

Y de hecho, todo lo que yo escribo, tiene como protagonista a una mujer que jamás será princesa.

Un saludo.

Y un gran artículo, tocaya. ;)

Ego dijo...

Hay mujeres que querrán ser laureles.
Dame tiempo que apueste yo por mi libro.
Un (b)eso egocéntrico

Raúl Masa dijo...

Es absurdo pensar que soy objetivo al decir que es una muy buena reflexión la descrita en el artículo.
Entre otras cosas porque soy yo el que lo cuelga, pero dejando al margen dichas peripecias, el artículo recoge de manera muy eficiente los miedos y terrores que a veces se nos muestran con la lectura de algo nuevo y desconocido.

Sí señora, muy buena reflexión...

tetealca dijo...

Creo que no cuidamos lo suficiente el qué, el como, el cuando y la idoneidad del libro y el niño al que se lo regalamos, dejamos o exigimos que lea. Por eso hay muchos libros aborrecidos y pocos librosqueridos, sobretodo a esa edad.
Buena reflexión.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Personalmente creo que esa literatura etiquetada como "juvenil", simplemente no es literatura. Es pésima y realmente dirigida a personas a las que no le gusta leer. Hay muchos libros buenos que pueden leer los jóvenes, nunca se conseguirá que lean más con este tipo de libros sino que sólo se aficianarán a sagas como esta, pero de ahí no avanzarán. Tengo amigos de 18 años que leen estos libros y creo que es gente que se niega a crecer y a seguir aprendiendo.
Manolito gafotas es para un público más infantil que juvenil y no tiene comparación con estos libros yankies de vampiros.Por no hablar de la trilogía del Señor de los Anillos que le da mil vueltas en todos los aspectos independientemente de que los protagonistas sean hombres, s mujeres hace mucho que no queremos ser princesas y me alegraría de que una mujer fuera la protagonista de un buen libro y no de una saga absurda comercial que tiene como fin producir dinero y no buena literatura.