Una de PÍLDORAS para expiar nuestros pecados

viernes, 2 de enero de 2009

No quería yo que sonara tan moralista el título de esta nueva entrega de Letras Inglesas, pero estas fechas tan dadas a hacernos recapitular uno se acaba planteando lo malo malísimo que puede llegar a ser. Coleccionamos pecados, si bien menores, enterrando cualquier asomo de remordimiento, hasta que vemos que se acaba el año, olemos a fin de ciclo y nos proponemos El Cambio. Toca prometernos renacer, mejorar, convertirnos en admirables especímenes sociales de anuncio de ONG. Lo que pasa es que como no fumo, no me drogo y los gimnasios me repugnan tanto como a Juan Manuel de Prada, a la hora de fijarme propósitos de año nuevo me veo las cosas complicadas. Me he tomado por tanto la libertad de repasarme de arriba abajo buscando defectos y pecados, que los tengo a montones, y escarbar en las letras inglesas en busca de remedios, píldoras mágicas en frascos de papel. De las que no tienen receta, que siempre son las más interesantes. Vamos pues al asunto, que el jefe Masa me apremia.

He de controlar mi furia justiciera. Soy como un Hulk en ciernes; no rompo las camisas porque el poliéster es muy elástico, pero las ensancho a base de bien. Claro que no he llegado a incontenible rabia homicida de Tom Joad, protagonista de Las Uvas de la Ira de John Steinbeck. Y esa es nuestra primera píldora, una que nos enseñe que las protestas y calamidades que nos enseñan los telediarios con su alarmismo de costumbre ante las vicisitudes de la crisis (y van dos menciones ya en esta entrada) son niñerías comparadas con el desastre que supuso la Gran Depresión. Obreros explotados, penurias, abusos y la consecuente explosión de violencia: un plato apetitoso que despierte el apetito sindicalista que llevamos dentro. En breve un repasito a De ratones y hombres; este Steinbeck de mis entretelas…

Me propongo mejorar mi higiene personal, para dejar de ser El señor de las moscas (William Golding). Una píldora oscura e inquietante para aprender de los peligros de la convivencia con humanitos, del mal que anida en el fondo de nuestro costillar.

Necesito equilibrar mi dieta. Tomar el desayuno equilibrado y El almuerzo desnudo (William S. Burroughs), perder todo control argumental para sumirme en la pura descripción de junkies, gobiernos y sensaciones. Pildorita de vitaminas para recobrar la fe en la literatura.

A ver si de una vez soy capaz de superar mis delirios de grandeza. Es lo que tiene leer y releer La conjura de los necios (John Kennedy Toole), que se corre el peligro de convertirse en un Ignatius Reilly; por otra parte, es una píldora que bien administrada otorga años de placer. No os desesperéis que en cuanto supere el tremendo respeto que le tengo a esta obra magna le dedico una entradica.

Tengo que dejar de tomarla con Juan Manuel de Prada. Pero es que es irresistible.

Voy a ser más valiente en este nuevo año. No pienso titubear a la hora de meterme en enredos de meta-literatura, absurdo total, digresiones y grandiosidad como la enorme píldora que es Vida y opiniones de Tristam Shandy, caballero (Laurence Sterne). Puede echar para atrás enfrentarse a esta obra, pero hablando desde la experiencia de haberla releído repetidas veces, bien en su totalidad o saltando de pasaje en pasaje, la aventura vale la pena. ¿Dónde más vas a encontrar la biografía de un caballero que no nace hasta la cuarta parte de la obra?

Soy un vanidoso. Mi aspecto de ecce homo en el que se ha cebado la crisis lo oculta pero me paso horas ante un espejo, depilándome las cejas, ordenando mis bucles bisbalinos. En realidad no lo soy, pero es una excusa perfecta para tener con qué acabar mi lista de pecados.

Y bien, eso es todo por hoy. A ver como nos portamos en este año que entra y nos tomamos la medicación, que está el mundo lleno de enfermos y no queremos ser uno de ellos. ¿O sí?
Por: Antonio S. Capel

4 comentarios:

Camy dijo...

Me gusta cuando la gente escribe con un tanto de cinismo y a ti te sobra, pero me ha gustado tu entrada y además acabo de leer Las uvas de la ira (hasta hace tres días figuraba en mi página le referencia a su lectura) y he encontrado tramos de lectura bellísima, una realidad de una dureza impresionante, con un fin que resume toda esa dureza y a la vez la ternura del ser humano. La Gran Depresión..Imagino que para muchas personas que ahora se encuentran pagando el pato de la crisis, muchos emigrantes,muchos... están viviendo un calvario semejante.

No hace mucho leí El señor de las moscas, que deja de manifiesto que desde la más tierna infancia, en determinado momento y lugar, aflora todo lo peor del ser humano.A veces, cierro los ojos y los hechos transcurren en mi mente cómo si de una película se tratase.

No conozco El almuerzo desnudo y La conjura de los necios...empecé con ella, pero no pude pasar de la página cien.

Te apoyo y te doy licencia para que sigas mentando de esta manera a Juan Manuel de Prada. Es insoportable.

Un placer leer algo más que las bobadas que se leen, me acuesto, me levanto, me gusta, no me gusta....

Anónimo dijo...

Gracias por lo de cínico en exceso. Vaya manera de comenzar el año... :)


¿No pasaste de la 100 de La conjura...? Bueno, yo no pasé de la 60 de Los pilares de la tierra. Hay obras que se resisten y lo que para unos es caviar para otros son apestosas huevas de pez.

En fin, para la próxima intentaré moderar el toque cínico. Aunque no sé si moderar el cinismo es un acto de cinismo en sí mismo. Ves, no hay manera de esquivarlo...

Anónimo dijo...

Very good!

Camy dijo...

No te lo decía en sentido peyorativo. Creo que el cinismo es necesario, en dosis...

Los Pilares de la tierra...Jamás he intentado abrir el libro. Me repele todo aquello que suena a grandes masas.

Oye, de verdad, feliz año 2009.