Las ucronías, o ficciones de historia alternativa, tienen una larga y compleja historia y un saludable presente. Desde que comenzó a operar una legitimación a nivel intelectual y académico de la ciencia ficción (mayoritariamente gracias a la atención recibida por escritores como J.G.Ballard, Ursula LeGuin y Philip K.Dick), muchos autores de literatura general han encontrado viable la posibilidad de apropiarse de recursos y técnicas propias del género, hasta el punto en que, en los últimos años, muchas de las obras más relevantes de ciencia ficción o fantasía han sido escritas por escritores no necesariamente vinculados a este tipo de literatura.
Una mirada a cierta producción narrativa reciente vuelve especialmente subrayable el uso del concepto de ucronía como artificio generador de ficciones: es el caso de las novelas Criptonomicón (1999), de Neal Stephenson, La conjura contra América (2004), de Philip Roth, y las recientes El sindicato de policía Yiddish (2007), de Michael Chabon y Un hombre en la oscuridad (2008) de Paul Auster.
Que a este último se lo debe contar entre los innovadores de la literatura de sesgo fantástico en Estados Unidos no es ninguna novedad; Auster, sin “pertenecer” declaradamente al género, viene empleando recursos de la ciencia ficción, la fantasía, el realismo mágico y lo fantástico desde su novela El país de las últimas cosas, asi como también en su Trilogía de Nueva York y Mr.Vertigo. Un hombre en la oscuridad es su último trabajo. Nos presenta un crítico literario aquejado de insomnio que, para habitar las largas horas de la noche, comienza a contarse historias a sí mismo, imaginando un Estados Unidos alternativo en el que, tras el cuestionable resultado de las elecciones del año 2000, el estado de Nueva York se independiza de la unión generando un clima político explosivo que desemboca en una cruenta guerra civil. Esta narrativa ocupa más o menos la mitad del libro (el resto es la historia familiar del protagonista, particularmente la relación con su nieta) y se convierte tanto en su eje como en su punto de mayor interés ficcional. Si bien el mundo alternativo no está desarrollado al nivel de las grandes ucronías de la historia de la literatura contemporánea (Pavana, de Keith Roberts, que construye un mundo donde no existió la revolución industrial, y El hombre en el castillo, de Philip K.Dick, en la que las fuerzas del eje ganan la segunda guerra mundial), la agilidad narrativa de Auster convierte a esta novela en una lectura sugerente e interesante...
Una mirada a cierta producción narrativa reciente vuelve especialmente subrayable el uso del concepto de ucronía como artificio generador de ficciones: es el caso de las novelas Criptonomicón (1999), de Neal Stephenson, La conjura contra América (2004), de Philip Roth, y las recientes El sindicato de policía Yiddish (2007), de Michael Chabon y Un hombre en la oscuridad (2008) de Paul Auster.
Que a este último se lo debe contar entre los innovadores de la literatura de sesgo fantástico en Estados Unidos no es ninguna novedad; Auster, sin “pertenecer” declaradamente al género, viene empleando recursos de la ciencia ficción, la fantasía, el realismo mágico y lo fantástico desde su novela El país de las últimas cosas, asi como también en su Trilogía de Nueva York y Mr.Vertigo. Un hombre en la oscuridad es su último trabajo. Nos presenta un crítico literario aquejado de insomnio que, para habitar las largas horas de la noche, comienza a contarse historias a sí mismo, imaginando un Estados Unidos alternativo en el que, tras el cuestionable resultado de las elecciones del año 2000, el estado de Nueva York se independiza de la unión generando un clima político explosivo que desemboca en una cruenta guerra civil. Esta narrativa ocupa más o menos la mitad del libro (el resto es la historia familiar del protagonista, particularmente la relación con su nieta) y se convierte tanto en su eje como en su punto de mayor interés ficcional. Si bien el mundo alternativo no está desarrollado al nivel de las grandes ucronías de la historia de la literatura contemporánea (Pavana, de Keith Roberts, que construye un mundo donde no existió la revolución industrial, y El hombre en el castillo, de Philip K.Dick, en la que las fuerzas del eje ganan la segunda guerra mundial), la agilidad narrativa de Auster convierte a esta novela en una lectura sugerente e interesante...
Continua en: El saludable presente de la ucronía (II)
Por: Ramiro Sanchiz
5 comentarios:
Hola, estoy echando un ojo al blog, pero me parece muy interesante. Me encantaría colaborar. Cuéntame qué necesitas.
http://tdtgdg.blogspot.com
Pues seguiremos leyendo el próximo día. Un artículo muy interesante, Ramiro.
Saludos.
Escribir parece tan sencillo cuando se lee a Auster... Me entusiasma "Leviathan", otro de sus libros al que hace referencia en "Man in the dark". Tengo la impresión de que siempre cuenta la misma historia, una y otra vez, pero con distintas palabras. ¡Pero qué palabras!
Estupenda crónica, por cierto. Un saludo.
Gracias a Any y a Lidia por sus amables comentarios. Es verdad que Auster hace que todo parezca muy fácil, y también da esa sensación de dedicarse, como un músico clásico, a trabajar sobre variaciones de un conjunto limitado de temas. Mis favoritos son "el país de las últimas cosas", la "trilogía", "mr.vértigo" y "el palacio de la luna". Saludos desde Uruguay a todos los lectores de Literatura en Murcia
No me la perderé porque Auster es uno de los escritores actuales favoritos. Me entusiasma.
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