Bases
.- Se trata de escribir un Micro-relato alrededor de 100 palabras (se pide por favor que no se sobrepase en mucho esa cifra)
.- La temática, la que a cada cual le inspire la fotografía que hay arriba, sin dejar volar en exceso la imaginación para que los textos se puedan valorar en conjunto sobre un tema
.- Solo se puede hacer un texto por persona
.- Pueden participar todas las personas que quieran (incluidas las que colaboran en el Blog)
.- En esta ocasión no hace falta ser de blogger para participar
.- No se admiten textos anónimos
.- Los textos se harán en los comentarios de esta entrada (también se encuentra en las pestañas de arriba esta entrada)
.- La fecha límite para presentar los textos es el 15 de diciembre
.- En este primer concurso y ante la incertidumbre del número de participantes, no habrá finalistas. Tan solo habrá un ganador o ganadora de entre todos los textos.
Premio
.- Pese a ser anunciado en TV este Blog todavía no dispone de medios económicos para premiar al ganador, así que... vivamos de la honra del ganador. Es decir, el ganador se llevará los elogios de todos los participantes y todos aquellos que leen este humilde lugar.
.- El jurado está compuesto por célebres escritores, grandes editores... (bueno, en realidad el jurado es el mismo que edita el Blog, con la salvedad de que espero comentarios de la gente que me ayuden a decidir sobre los textos)
Desde aquí animamos a todo el mundo a participar y dejar su granito de arena con un texto. Para cualquier pregunta, duda o sugerencia, no tienen más que dejarlo por escrito.
Concurso de Micro-Relatos
viernes, 5 de diciembre de 2008
Después de una larga ausencia, de muchos cambios y transformaciones, por fin vuelven los concursos de micro-relatos, esos que un día hicieron gracia a la gente, otro les entusiasmó y finalmente "parece" que les gustó.
De antemano se pide disculpas a todos aquellos que participaron la última vez y el puesto de ganador quedó desierto. Eran tiempos difíciles, pero ahora las cosas pintan distintas.
Y sin más preámbulos dispongamos las bases del concurso.
Publicado por Sin Hora De Cierre
Etiquetas: Concurso
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22 comentarios:
¿Cuánto hacía ya?, ¿cinco?, ¿siete años?. Había perdido la cuenta. Fueron buenos tiempos, risas, noches sin dormir, alcohol, mujeres, libros, siempre libros. No había escrito desde entonces. Su vieja máquina de escribir seguía en el mismo lugar en donde la dejó. Imperturbable, ajena al paso del tiempo, siempre dispuesta y siempre olvidada. Sopló con fuerza para quitar la capa de polvo que escondía sus recuerdos. Tosió un par de veces por la nube formada. Incluso tuvo que dejar sus gafas sobre la mesa para frotarse los ojos. ¿Desde cuándo le repetían una y otra vez que las cambiará por unas nuevas?, ¿cinco?, ¿siete años?. Sonrió. Había perdido la cuenta.
Venga, va... Ya que ahora estoy detrás de las páginas, me apunto al jurado ;)
Saludos.
Otra vez la página en blanco lo esperaba impertérrita. El desafío no era difícil: Cien palabras, un tema específico, un post en un blog.
Siempre hace lo mismo, se calza los anteojos, escribe en su vieja máquina y después pasa sus textos a la computadora. Fluye entre el pasado y el presente, entre lo arcaico y lo moderno.
Ideas le sobran, se inspira en su vida, en sus sueños, en sus fantasías, en su soledad, en su casi ceguera.
Hace rato que intenta escribir algo, pero sin sus anteojos es imposible. Y no puede recordar dónde los dejó.
LUCAS RODRIGUEZ PEREA
BUENOS AIRES, ARGENTINA
'Abro un libro. Leo palabras al azar. Invento sueños que acarician despacio en noches de soledad. Sueño dulce. Tengo mil pesares y miles de conflictos absurdos. Me sumerjo en lagunas de aguas cálidas y profundas. No se nadar. Me deslizo por las dunas de tu cuerpo. Me pierdo con certeza. Defiendo la alegría. Pierdo la cabeza. Pienso en frío. Quiero volverte loca. Vivo un segundo. Muero tres. Odio mil cosas. Solo quiero una. Contemplo el mar. Me detengo a destiempo. Espero el momento casi siempre por llegar. Miro al cielo cuando esta oscuro. Escucho el silencio de quien me quiera hablar. Hablo en silencio con quien me quiera escuchar. Soy casi sincero. Me desencadeno de las cadenas por el amor de una mujer. Sufro sin miedo. Lloro de pena. Muero por tus huesos. Muero en tu boca. Enloquezco en la noche...me enamoro de verdad.'
Me doy a conocer: Soy Matías Moreno, nací en Cieza (Murcia), mi seudónimo es Xivirifláutic!!
Estas palabras las he sacado de mi blog, de un texto que escribí hace ya un tiempo... lo sé, se excede un poco de las palabras permitidas y no nombro palabras clave, como maquina de escribir. Simplemente me he dentrado en describir lo que me transmite la imagen. Me parece buena idea el concurso este.
Salud!!!
Aunque tú no lo sepas, quiero decirte cómo he sido. Quiero contarte lo que fui y cómo me has hecho ser. Aunque no lo pretenda, tu constante presencia ha marcado mi camino. No supimos comunicarnos y jamás nos dijimos un te quiero. Tú siempre callado y yo siempre callando. Es ahora que no estás cuando realmente siento tu falta y me ahoga la necesidad de hablarte. Es ahora cuando siento no haberte conocido realmente como persona. Ahora me arrepiento papá. Aunque ya no me veas y haya cambiado. Aunque ahora use lentillas y un ordenador.
Y estos son los anteojos con los que escribió todas sus novelas, desde “Sucio deseo de eucaliptos de otoño” hasta “Reticencias”. Es verdad: los anteojos no tienen cristal, pero los utilizaba para fingirse un escritor serio, así como la máquina de escribir -que operaba penosamente, con el solo dedo índice de su mano derecha- y aquella hoja de siempre, siempre en blanco. Siempre posó así en las fotografías. Pero en esas condiciones es improbable que completara una sola frase. Nunca lo sabremos. Apenas nos quedan estos objetos, un premio Nobel, un secreto y miles de preguntas y de sospechas.
Y allí estaba de nuevo…sentada frente a la vieja Underwood que tantos años llevaba en la familia…miles de recuerdos me vinieron a la mente….respiré hondo y dejé que los dedos se posaran sobre las frías teclas negras, casi borradas por el paso del tiempo…cerré los ojos y comencé a escribir…
Como si de un concierto de piano se tratara, los dedos se deslizaban creando acordes perfectos…una sinfonía que era la banda sonora de mi vida…
Y allí estaba de nuevo….construyendo mi futuro, recobrando lo que nunca debí dejar, volviendo a sentirme viva delante de la vieja máquina de escribir que me había dado los momentos más felices de mi existencia…
Más de cuarenta años al servicio de la familia. No se puede ignorar algo así. Y sin embargo, no le tembló el pulso cuando me abandonó junto al resto de trastos olvidados, criando polvo con las gafas de su padre y la vieja mesa del recibidor.
Me resulta inapropiado acabar mis días en este sombrío desván, escuchando el parloteo incesante de un estúpido transmisor Telefunken. Yo, una Imperial. Una dama británica. Recuerdo que una vez fui joven y bella. Los escritores me deseaban y acariciaban mi cuerpo con apetito, con desesperación. Ahora sólo soy una mujer despechada. Una amante incómoda más.
Mas sin embargo, se mueve, dijo mi abuelo al quitarle el polvo de encima. Pregunte si tenía engranes o necesitaba cuerda. Solo sonrió, pero yo hablaba en serio y tenía curiosidad. En mi vida había visto una y quería verla funcionar. ¿Qué tan rápido podía teclear? ¿Se trabaría si lo hacía tan rápido como con mi laptop? Mi abuelo solo seguía quitando todo el polvo que podía. Horas antes se había quedado unos minutos detrás de mi mientras escribía, ahora esta aquí, mostrándome lo que fue en su tiempo su diario personal, su blog.
El que quiera una postal que perdure, que escriba de sí mismo. Me dijo en tono victorioso habiendo terminado de limpiar.
Crónica de sucesos (15-12- 1969)
Al entrar al sótano todo parecía absurdamente vivo. Estanterías de hierro forjado repletas de herramientas para el jardín en la zona más iluminada y justo en el lado opuesto , de espaldas a la puerta y encima de una silla de cocina, se hallaba una pila de no más de 50 folios mecanografiados a doble espacio y ordenados con pulcritud. Sobre la mesa de roble macizo, la Nauman del asesino todavía caliente se alineaba mortalmente con las gafas de la víctima, unas Persol de concha de tortuga.
Ana C.
Ahí queda mi aportación.
Soy la letra A de una Underwood del año 50. Si tecleas sobre mí, puedes ver un ligero temblor en el carácter impreso de la hoja amarillenta sujeta en el carro de retorno. Si tecleas sobre mi compañera, la letra s, tendrás que hacerlo dos veces para poderla ver con claridad. La letra e, está encallada, pero en días secos como hoy, tal vez logres imprimirla. Por lo demás, puedes usar el teclado con normalidad, y en días buenos, en las hojas amarillentas que se sujetan a la Underwood, aparecen pequeños relatos temblorosos. Pero créeme: te transportarán a otros mundos.
El papel lo miraba fijamente. Como auscultando toda la miseria que arrastraba hacía años ya.
El hombre miraba el papel con atención, como esperando que de la porosidad de sus fibras vegetales fueran a crecer pequeñas raíces que más adelante, con más lluvia que sol, se convirtieran en letras.
El silencio era mortal. Sus ojos se enrojecían sin parpadear. Ambos, sentados uno frente al otro, se nutrían de su esterilidad.
Finalmente, el hombre tecleó la letra M con sutil destreza y el papel recibió el disparo de tinta en su superficie.
Ya no serían los mismos jamás.
De: Agustín Criollo Oquero
Puerto Rico
El papel lo miraba fijamente. Como auscultando toda la miseria que arrastraba hacía años ya.
El hombre miraba el papel con atención, como esperando que de sus porosidad papírica fueran a crecer pequeñas raíces que más adelante, con más lluvia que sol, se convirtieran en letras.
El silencio era mortal. Sus ojos se enrojecían sin parpadear. Ambos, sentados uno frente al otro, se nutrían de su esterilidad.
Finalmente, el hombre tecleó la letra M con sutil destreza y el papel recibió el disparo de tinta en su superficie.
Ya no serían los mismos jamás.
Agustín Criollo Oquero
(Puerto Rico)
Todos mis sentimientos quedaron plasmados a traves de aquella vieja maquina,
el tic tac de sus teclas dejaban paso a los sentimientos de mi corazon.
Quedaban reflejados en aquel amarillento folio
tan viejo como mis recuerdos,
tan viejo como mis sueños,
Y solo quiero dejarlos marchar con el tic tac
de las teclas, ellas son sus alas para hacerlos
volar...
tic tac, tic tac suenan una y otra vez
Y me siento cansado, y dejo mis gafas...
y vuelvo a soñar..
El corazón tras la máscara
Cristián Berríos
Según Alberto la mejor forma de que declararse era por escrito. ¡Cuántos tartamudeos y rubores le arrancaba el nerviosismo!. Los anteojos de su padre recordaban el peligro omnipresente, pero los adultos bebían café en la terraza y si pulsaba despacio...
"Tu cabello vuela cerca de mi como aspas de seda en el universo", ridículo. "Su cabello de oro evoca riquezas de antiguos emperadores", mejor. "Tus labios de cereza aplacarían el rigor del invierno”, ¡Los abuelos se quejan del frio!, "Te elegiría por sobre un río de chocolate"...
- ¡Alberto! - Rugió el padre desde la puerta -, ¡Jugando con la máquina de escribir!... ¡No es un juguete!, llevo registros y...
Cuando el adulto leyó la hoja supo que el trébol de la literatura crecía en ese corazón pujante. Comprendió que su octavo hijo crecía como maleza. Aún podía cambiar. Sacó un paño del escritorio y limpiaba las teclas con esmero mientras dijo:
- Mañana podrás usarla otro rato... ¡Ahora a acostarse!
Leí las bases, les dejo la versión definitiva en 100 palabras:
El corazón tras la máscara
Cristián Berríos
Según Alberto la mejor forma de que declararse era por escrito. ¡Cuántos tartamudeos le arrancaba el nerviosismo!. Los anteojos de su padre recordaban el peligro omnipresente...
"Tu cabello vuela como aspas de seda", ridículo. "Su cabello evoca riquezas de antiguos emperadores"…
- ¡Alberto! - Rugió el padre desde la puerta -, ¡Jugando con la máquina de escribir!... ¡No es un juguete!, llevo registros y...
Cuando el adulto leyó la hoja supo que la literatura había anidado en ese corazón. Limpiaba las teclas con esmero mientras dijo:
- Mañana podrás usarla... ¡Ahora a acostarse!
He cumplido uno de mis pequeños sueños. En sueños. Camino hacia principios del siglo XX. Llevo un traje de chaqueta roído, con un agujero en el bolsillo izquierdo, así que las pocas monedas que me quedan he de buscarlas en el derecho. Por fin estoy en Lisboa, donde tengo alquilada una guardilla minúscula. Mi habitación tiene una cama, una mesa y una máquina de escribir. Sólo eso. El color predominante es el gris. Vengo de la Brasileira con varias servilletas en la mano. Me paro ante el escritorio y miro las palabras escritas junto a una mancha de café: “Nao quero rosas, desde que haja rosas”. Soy Pessoa.
¡Cuántas vivencias, cuantos años, cuantas experiencias, cuantos cambios!
Aquí me encuentro. En el sitio preferente y ante la mirada ansiosa de más de un centenar de personas…
¡Qué vida, mi vida! Todos los recorridos, todas las situaciones.
Tuve un alumbramiento deseado, mimado y cuidado. Una juventud muy trabajada en aquella lejana escuela de mecanografía en donde en lugar de aprender escribir parecía que enseñaban a golpear y descargar adrenalina.
Jubilación, abandono, sentimiento de no servir para nada y por fin al contenedor de la basura.
Vulgaridad y olvido.
¿Mi futuro? Se augura tranquilo. En lugar preferencial como corresponde a mi longevidad.
Christie’s y Sotheby’s: Adjudicate a Mr. Bill Gates
©Camyhita. 11/12/2008
La mirada fija, insolente, del papel en blanco parecia desafiarme, observandome con desden, convencido de su victoria segura. Su blanco fulgente bajo la luz de la bombilla gritaba a los cuatro vientos lo que yo mismo solo podia confesar al fondo de un vaso vacio: has fracasado, don escritor. Tu talento se se ha evaporado como un charco tras una tormenta de verano.
Y asi fue como lo deje.
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Ustedes me disculpen lo de las tildes pero se me ha cambiado esto y en vez de tilde sale ç, en vez de parentesis ?, en vez de ¼ #...
El ya no recordaba en realidad desde cuando perdió la cordura, solo recordaba el crujir de algo cerrarse lentamente, ya nunca lo intentó abrir, era la puerta de su mente. Recordaba también los versos que en su vieja maquina plasmaba a la mujer que tanto amaba, tecla a tecla en sus oídos resonaba la ilusión de encontrarla y leerle a solas sus amores.
No recordaba que su bella esposa en un accidente se había encontrado con los brazos de la muerte. Por eso seguía con pasión tecleando lentamente palabras a su amada..
Ahora muchos lo ven con temor, otros lo ven con ternura, pero yo conocí su dolor… lo ha aliviado su locura.
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