No hace mucho tiempo, recorriendo las estanterías de libros del Carrefour (sobre el romanticismo de las librerías ya hablaremos), me encontré con un libro cuyo autor reconocí rápidamente. El libro se titulaba Maya. En la contraportada decía que era una obra casi mejor que El mundo de Sofía, entonces pensé que se trataría de posiblemente el mejor libro que yo podría leerme, puesto que si El mundo de Sofía era algo que todavía me tiene con la boca abierta, este sería algo fuera de lo común. Pero entonces me anclé al romanticismo del tiempo pasado y lo volví a dejar sobre la estantería, esperando que El mundo de Sofía supiese perdonarme ese desliz.
Pero volviendo al libro que nos trae a este Club de Lectura, simplemente me queda decir una palabra, GENIAL. En principio, puedo entender que haya gente que le parezca una obra menor, es más, puede haber gente que piense que se trata de un tratado de filosofía más que de una obra literaria, y lo entenderé. Pero quizá la magia resida ahí.
Siendo fiel y realista al contenido, se trata de un manual de Historia de la Filosofía con la literaturización de sus contenidos. Pero vaya, que buena historia. En ocasiones un lector es lo que reclama una buena trama, y si el contenido es bueno, pues mejor. En este caso, se dio un ingrediente personal muy fuerte, y es que conjugaba una de mis pasiones como es la Filosofía y otra claro está, la de leer historias. Pues ya lo teníamos, uno de mis libros preferidos.
Pero la intrahistoria personal de este libro me lleva todavía a quererlo si cabe un poquito más. Fue el primer libro que me leí en la Universidad. De hecho fue el primer libro que leí realmente elegido por mí, sin más motivaciones que el leer algo distinto (sí, soy lector tardío). Sin duda fue un gran acierto, y además me hace recordar a mi profesor de Literatura en el instituto Juan Martos, quien nos decía que cuando verdaderamente íbamos a leer era en la Universidad. Nos lo decía porque es cierto que en la Universidad cae tanto en las manos de uno que de vez en cuando te encuentras con estas cosas.
De todas maneras no quiero terminar esta breve reseña sin dar mi agradecimiento a la persona que me dejó este libro hace 8 años y aún no se lo he devuelto. Sé que era un libro sumamente especial para ella, pero como una vez le dije, “de ahora en adelante lo será para mí”. Ese libro fue el estandarte de mis años en la EUBD (Escuela Universitaria de Biblioteconomía y Documentación), y supongo que libros así son los que te marcan (o eso dicen).
Gracias Isa…
2 comentarios:
A mí también me gustó mucho 'El mundo de Sofía'. En cuanto narrativa didáctica y amena, me parece una obra excepcional, y por ello la cuento entre mis preferidas.
Gracias por esta recomendación, aunque he echado en falta algún detalle más, pues 'El mundo de Sofía' también trata sobre la Historia de la Filosofía... así que me gustaría saber si no me voy a encontrar prácticamente con lo mismo en 'Maya'. No obstante, tu post ha despertado tal curiosidad en mí (pues no conocía esta obra de Jostein Gaarder) que he buscado la sinopsis del libro en internet y realmente me ha parecido interesante, por lo que muy probablemente será uno de los próximos que lea.
Por cierto, el hecho de que una parte de la historia esté ambientada en España también me parece un dato que merece la pena destacar.
Un saludo!!
Este libro me puede (o más bien, me pudo en su momento, cuando intenté leerlo con 17 años). Los intentos de novelar la pedagogía suelen caer en dos lastres, o bien son mortalmente aburridos o bien apuntan tanto al mínimo común denominador que acaban tratando al lector de tonto. Este libro cae en ambos, aunque supongo que el segundo es inevitable si quieres llegar al adolescente que comienza a acercarse a temas de enjundia (y más en estos días en que a la mitad de zánganos hormonales dan ganas de meterlos en un correccional, por no decir directamente que a alguno cuando abre la boca dan ganas de darle una tollina - vaya, al final lo he dicho).
También puede que tenga que ver mi repulsión con el hecho de que esté tan influenciado narrativamente por la mecánica de los diálogos de Platón, la cual me parece lo más burdo y simplón que se ha inventado cualquier autor para transmitir sus ideas.
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